Creo que aún siento esa brisa cálida rozar mis mejillas...
Era un día perfecto... sí, lo era.
Todo se veía con un tono impregnado de amarillos leves, todo parecía suave y fotografiable, como para guardarlo en una cajita de recuerdos, de la cual podría extraer en estos momentos un poco de aire meloso y de palabras que se tropiezan nerviosas y sonrojadas.
Era un día perfecto... sí, lo era.
Todo se veía con un tono impregnado de amarillos leves, todo parecía suave y fotografiable, como para guardarlo en una cajita de recuerdos, de la cual podría extraer en estos momentos un poco de aire meloso y de palabras que se tropiezan nerviosas y sonrojadas.